Qué
fácil resulta ahora hablar de burbujas. Recuerdo con cierta
nostalgia algunas charlas y conversaciones públicas en las que me
atrevía a decir, siguiendo conclusiones extraídas de datos
relativamente bien contrastados, que el precio de la vivienda en
España iba a caer, y que el desastre sería mayor en relación
directa con el tiempo que tardáramos en comenzar un “aterrizaje
suave” dirigido y gestionado.
Todavía
recuerdo, con cierta claridad, las expresiones faciales de los
presentes en las salas e incluso, algunas intervenciones de los
turnos de pregunta y debate al respecto, algunas ciertamente duras,
en las que se me casi acusaba de ser un agorero, emitiendo opiniones
producto del manejo de datos sesgados.